Semilla de durazno

Por Mariana Castro

@_Marianita__

 

 

 

El proceso de enamoramiento es similar a comer un dulce y jugoso durazno, es divino mientras dura y nos produce un gran placer comer esa aromática y deliciosa fruta, pero al terminarse queda su semilla, entonces se te presenta la disyuntiva de tirar a la basura esa semilla de durazno y buscar otro fresco para comerlo; o sembrarla.

El amor consiste en sembrar esa semilla de durazno estando consciente de que te dará trabajo cultivarla, cuidarla, mantener viva esa planta que saldrá,  es un esfuerzo grande, pero lo haces porque quieres, porque te da gusto mantener viva esa planta, te da gusto dar tu mayor esfuerzo para que crezca sana y que algún día se convierta en un hermoso árbol cuyo fruto será igual o más delicioso comparado con el que una vez comiste y fue el que te motivó a plantar esa semilla.

Muchos simplemente prefieren  comer el durazno y tirar la semilla, prefieren sentirse enamorados siempre, y al dejar de sentir las sensaciones que produce el enamoramiento simplemente lo dejan todo a un lado y se van en busca de otro durazno que comer, pero hay otros que al comerlo prefieren  afrontar el camino difícil y plantarlo, reconociendo que el amor no siempre es bonito,  no siempre es fácil,  no siempre es maravilloso, sin embargo, si en verdad amas, no te cansas de dar tu mayor esfuerzo porque esa planta crezca.

 

No sé… Así lo veo yo gracias a aquellas divagaciones producidas por despertar de la nada a media noche.

 

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