EL SER UNIVERSITARIO

Por Luisanna Espinoza, orgullosamente universitaria

@lulumolfetta

 

 

 

En las últimas etapas del bachillerato las expectativas acerca de la universidad son cada vez mayores, quieres indagar en un mundo totalmente desconocido y por lo general te topas con personas que ya han transitado por ese ámbito y exponen la idea de que se trata de “algo terrible”, agobiante y sacrificado, “nunca vas a encontrar amigos en la universidad”, me decían muchos pero, bastó con poner un pie en esta casa de estudio para entender que estaban equivocados, o por lo menos a mi parecer.

        

La universidad es una etapa de la vida productiva para aquel que va en busca de sus sueños, para aquel que está dispuesto a esforzarse y a dar lo mejor de sí. No se trata de un juego en donde simplemente hay que pasar las asignaturas para avanzar, se necesita más que eso, se necesita aprender y practicar.

        

El país necesita de ciudadanos preparados, con cultura, capaces de resolver vicisitudes y de proponer ideas, sobre todo en estos tiempos de cólera donde la crítica se ha hecho presente y muy pocos son los que aportan soluciones.

        

La mente lo puede todo, si te propones alcanzar un objetivo, sea a corto, mediano o a largo plazo, el hecho simple de intentarlo te hace triunfador, si no lo alcanzas de inmediato no eres fracasado, por el contrario la experiencia te hace crecer, te enriquece y en una próxima oportunidad ten por seguro que te irá mejor.

        

Mucho es lo que escribimos y leemos acerca del famoso “cambio de conciencia”, pero pocos lo ponemos en práctica. Nos enfocamos en la facilidad del conformismo, en hacer las cosas por hacer, en estudiar por estudiar, vivimos en una queja cotidiana, no prestamos la debida atención a los pequeños detalles, esos que de verdad son significativos y te hacen grande.

        

Muchos desearían estar en la universidad, tener libros, profesores, y míranos a nosotros, tenemos un mundo en las manos para hacer de él algo mejor, y no lo aprovechamos de la manera correcta.

        

Si te atrevieras a hacer una breve retrospección de tu caminar por esta casa de estudio, te darás cuenta de que no eres el mismo muchacho o la misma muchacha de los primeros semestres, has crecido, y ese crecimiento es directamente proporcional al nivel de exigencia y directamente proporcional a tu esfuerzo.

        

A muchos nos ha tocado alejarnos de casa, vivir prácticamente en ciudades que desconocemos, en residencias, y teniendo el deseo de llegar a casa y encontrar a mamá o a papá para contarle que nos fue excelente en un parcial, y es difícil estar “solo”, pero si le ves el lado positivo, eso te ayuda espiritualmente, te vuelves un ser menos dependiente y empiezas a disfrutar de tu propia compañía, dejas de ver a la soledad como una enemiga y la conviertes en tu aliada, pues a través del silencio empiezas a evaluarte, a ver qué estás o no haciendo bien, para luego corregirlo.

        

En fin, desde cualquier punto que sea vista, la universidad es una etapa llena de horas de estudio, de trabajos, de compañerismo pero también individualismo, empiezas a formar esa base del profesionalismo, por tanto hay que procurar que esa base sea lo suficientemente buena como para sobrevivir y mantenerse en un futuro que cada vez se hace más incierto en esta país.

        

Estudiantes, colegas, recordar siempre que “hacer es la mejor manera de decir”, y que esta etapa algún día se acaba, y por ello merece ser vivida a plenitud.

 

(Visited 135 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras